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jueves, 21 de noviembre de 2013

A vueltas con los críos... Y con los no tan críos.

A principios de año escribí despotricando sobre los padres de hoy en día, en esta entrada.

Hoy va a haber una segunda parte, porque si lo de entonces me pareció alucinante, lo de hoy, para mí, ya no tiene nombre.

Hoy tuve que ir al hospital de mi ciudad, acompañando a mi padre a una de sus consultas. Normalmente no hay problema, llegamos, le miran y nos vamos. Hoy le han mandado a otra consulta del hospital, ubicada en una de las plantas donde también hay pacientes hospitalizados.

¿Alguien me puede explicar si ése es un buen sitio para que un crío esté dando voces y saltando sobre las sillas mientras los adultos pasan olímpicamente?

Pues bien, después de un buen rato (media hora fácil) de que el crío estuviera chillando mientras los adultos seguían sin inmutarse (entre otras cosas porque en ese momento ni siquiera estaban allí), se me han hinchado las gónadas y le he espetado un:

- ¿Puedes dejar de chillar ya?

Sin gritarle ni nada, ojo, justo cuando llegaba el feliz papi de la criatura, que se ha dirigido a mí (animalico...) y me ha soltado:

- Perdona, ésas no son formas de decir las cosas y eres una maleducada.

Espera, espera, espera... ¿No eres capaz de educar a tu monstruíto y pretendes darme clases de educación a mí cuando estoy haciendo lo que deberías haber hecho tú desde un principio? Y, por otro lado, ¿entonces la buena educación consiste únicamente en aguantar la mala educación de los demás?

Yuju.

Obviamente, la "conversación" a partir de que el buen hombre, haciendo una demostración de su propia buena educación, ha recurrido al insulto, no ha sido muy amistosa... Sólo diré que el diálogo ha terminando con un "usted tranquilo, siga dando ejemplo al crío" y un "que le den por culo, con todo el respeto que usted me merece" por mi parte.

Después ha llegado el resto de la familia, también muy ofendida, con comentarios del estilo:

- Es que no voy a atar al niño.
- ¿Pero a quién va a molestar el crío?
- Pues a quien le moleste, que se vaya.

Genial, en un HOSPITAL tienes cita con el médico (o estás ingresado) y te tienes que ir porque los visitantes de un enfermo no son capaces de:

1. Educar al crío.
2. Si no quieren educarlo, no sacarlo de casa.
3. Si no quieren educarlo y no pueden dejarlo en casa, no tenerlo.

Tras eso, no sólo el crío (y ellos) han seguido dando voces, sino que además han puesto los móviles a todo trapo.

Cuando la doctora ha ido a llamar a mi padre, ha alucinado. Y yo me pregunto, ¿no hay mecanismos para evitar estas situaciones? ¿O es que los recortes también afectan a este tema?

Lástima que la ausencia de facultades de cierta gente no pueda excusarse con los recortes... Besos!!